Todos a bordo
Argentina, año 2040. Muchas manos producen soluciones, muchas personas acceden a ellas.
Hemos atravesado el velo del cambio climático. Las consecuencias siguen ahí, pero el futuro es promisorio. Las disrupciones en alimentación y materiales llegaron de la mano de la biotecnología, y encontraron eco en una sociedad cada vez más consciente. Se vive un auge de alimentos sintéticos que ofrecen una nutrición perfecta, basada en plantas y con un 95% menos de impacto ambiental. Es un verdadero cambio de fase.
El argumento de Leydi Solís es simple: si otra atleta se curó la diabetes con un tratamiento genético viral y le permitieron competir, ¿por qué no se lo permiten a ella, que utilizó el mismo tratamiento para curarse el envejecimiento? A sus 50 años, sigue manteniendo su mejor rendimiento y el Comité Olímpico está desorientado. La opinión de las demás competidoras está dividida: algunas creen que Solís debería ser descalificada. Otras la apoyan y sueñan con poder ser ellas también, algún día, leyendas.
El caso resuena en otros lados. Por ejemplo, se esperaba un debate breve en el Congreso sobre incluir los tratamientos genéticos básicos en el Plan Médico Obligatorio. ¿Por qué alguien se opondría a la posibilidad de curar la ceguera infantil congénita con una vacuna? A juzgar por la cantidad de personas manifestándose afuera, muchas. Entre las pancartas, se distingue el retrato de Leidy Solís, intervenido con antenas y tentáculos. La acusan de faltarle el respeto a la especie humana.
La primera universidad del mundo orientada a la combinación inteligente y productiva de biotecnología y diseño está en Iguazú. Su emplazamiento permite a docentes, estudiantes e investigadores tener contacto con una enorme biodiversidad, y su sola existencia basta para que la ciudad experimente un pico de popularidad. Miles de estudiantes eligen mudarse allí, sobre todo, desde que la Universidad imprime su primera bacteria viva desarrollada por un grupo de estudiantes de segundo año.
Todo indica que doblando en los lugares correctos, hay un futuro donde estamos todos a bordo. Pero si algo nos enseñó la Historia, es que ningún período está exento de conflictividad, ningún mundo es perfecto, y los giros correctos no son fáciles.